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Ramiro y su hijo Mario dejan su casa para mudarse a la ciudad de Tepic en búsqueda de mejores condiciones de vida. La falta de oportunidades se presenta ante ellos, tomándolos por sorpresa y obligándolos a confrontar una serie de decisiones de las que no habrá regreso.
Hace dieciocho años, Gerardo Sansón Pérez perdió la memoria en un accidente automovilístico. Tras dos semanas en coma, se despertó. Pero nunca volvería a ser el mismo. Sin recordar su carrera, la búsqueda de trabajo lo llevó a la profesión de su vida: proyectar películas.
En una extraña laguna, el último fin de semana para una familia rota antes de su separación inminente se irá tornando oscuro para Alba, una pequeña de 8 años que tendrá que elegir con cuál de sus padres prefiere quedarse antes de que la suerte de un retorcido juego de niños decida por ella.
Como una tarjeta postal, la imagen de las palmeras en la Ciudad de México es el símbolo de un sueño marchito. La muerte de más del 75% de las palmeras de la capital no es circunstancial. El paisajismo urbano fue seducido en todo el mundo por aquel paraíso tropical Californiano, que evocaba sol, libertad y una vida cómoda; importamos una utopía, construyendo apariencias y vendiendo estatus. Las palmeras muertas (Phoenix canariensis) de nuestra ciudad, víctimas de la globalización, nos recuerdan el fracaso de una política de apariencias. Este corto documental explora la relación del hombre con la naturaleza en las grandes ciudades y brinda un espacio que da voz a los árboles que nos rodean que, con su destrucción nos piden, en un último respiro, contar su historia para replantear nuestra existencia y los espacios que habitamos.
Respirar. Un grupo de reclusos de máxima seguridad narran las heridas que sufrieron cuando eran niños. Respirar. Los propios presos narran las heridas que han infligido a otras personas. Respirar. El box les recuerda que tienen que en ocasiones hay sufrir para sanar. Respirar.